Un galpón abandonado frente al Hotel Carrasco, donde se encontraba hace 12 años un local de la antigua cadena de almacenes Manzanares, es el lugar que las hermanas Victoria y Jimena Barbero encontraron para empezar a soñar.
Concebido con una arquitectura moderna, es un lugar de encuentro para todos, jóvenes, adultos, familias, grupos de amigos, con el bar y la cocina como protagonistas.
La cocina está a cargo del uruguayo Alejandro Morales (jefe de cocina de La Huella y socio de Escaramuza Café) y la argentina Vanina Canteros. Las preparaciones son a base de fuegos, con cocciones en horno de barro a leña, parrilla con brasas y horno de hierro a carbón. Además, todos los productos que se utilizan provienen del mercado local según la estación.
Pesca del día a la parrilla, crudos de pescado, pizza verde con huevo y rack de cordero componen su carta, que es acotada porque se prioriza la frescura del producto.
La pastelería es un gran fuerte de Manzanar. Entre sus especialidades se destaca la crème brûlée de dulce de leche preparada por la mano de la pastry chef Florencia Courrèges (jefa de pastelería de La Huella y socia de Escaramuza Café).
En cuanto a los tragos, el bar es ágil, con cócteles frescos y atento a las tendencias.
